El correísmo y el bucaramato, hijos del peor mal político: la violencia.

La agresión que sufrió el tío de Jorge Glas por parte de Jacobo Bucaram en un restaurante en Guayaquil no es más que el fiel reflejo de lo que el correísmo y el bucaramato han sido y son: máquinas de agresión hacia el otro.

 

Y claro que el hecho no amerita un análisis profundo ya que la violencia no puede ser contrarrestada con violencia porque eso engendra más violencia, esto debido a que se ha leído, por una minoría, que "está bien que eso haya pasado, el tío de Jorge Glas es un pillo", lo es y eso no es argumento para que el ecuatoriano promedio justifique tal acción, la cual es propia de gandules, porque el que ataca por cualquier medio sólo demuestra lo peor de su personalidad.

 

Ecuatorianos, estos del correísmo se han llevado el país en peso. Otro gobiernos han cometido actos de corrupción, pero son niños de cuna comparados con los del correísmo, estos se han enriquecido de una manera asquerosa; y el ciudadano promedio no puede sentir alivio manifestando violencia con estos personajes, sino inaugurando la Justicia para que se encargue de estos delincuentes, ésa es la manera correcta y civilizada de resolver estos asuntos. El gángsterismo es propio de ellos, no de las personas que actuamos con honor en cada acto de vida.

 

Estas dos tendencias son lo peor que puede haber engendrado la política nacional, y desterrarlos del imaginario social es lo más saludable para el país, el voto es el mejor mecanismo para eso.

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