Esto no es pendejada alguna, se llama corrupción de alto nivel.

Ya hay voces del lado verdeflex que piden que Jorge Glas (cuyas evidencias de varios ilícitos son abrumadoras) "dé un paso al costado" de la vicepresidencia de la República y, cómo algo profético, llega justo el día de hoy, que celebran 7 años de la revuelta policial, donde Rafael Correa hizo un teatro (con un supuesto secuestro incluido), logrando elevar su figura a niveles extremos de populismo, siendo a partir de este hecho donde el correísmo atacaría con saña la poca institucionalidad que quedaba en el país (aunque con la Carta Magna del 2008 le daría un golpe certero), pero detrás de toda esa parafernalia demagógica se ocultaban verdaderos actos de corrupción que gobiernos anteriores al 2006 los pondrían como verdaderos héroes de la patria.

 

Rafael Correa llegó aupado por el poder mediático de las grandes corporaciones informativas que, sin tapujo alguno, lo apoyaron: Carlos Vera en Ecuavisa y Teleamazonas con Jorge Ortíz serían sus principales alfiles, tan fuerte fue su apoyo que no dudaron en poner al fuego sus propias credibilidades, dejando de lado cualquier forma de análisis crítico que pudiera surgir y que serviría para desnudar al futuro dictador, no porque eliminará las Funciones del Estado (que lo hizo en forma legal), sino por el hecho de que avaló la violencia entre ecuatorianos como nunca se ha visto desde los albores republicanos.

 

Lenin Moreno fue su primer vicepresidente y, como la acción positiva lo benefició (sufre parálisis de las piernas), se granjeó un apoyo popular específico que, con el tiempo y luego de su salida (Jorge Glas sería su sucesor) sería el indicado para tomar la posta en un posible (hoy hecho) escenario para reemplazar a Correa. Hoy es el actual mandatario.

 

Moreno, en su pragmatismo, busca desmarcarse de la línea correísta (de la cual surgió no como ente embrionario, sino como actor político), manifestando un desprecio a la revolución de la que es parte ("ahora llaman revolución a cualquier pendejada"); no señor Lenín Moreno, los 10 años de la mal llamada "revolución ciudadana" no son cualquier pendejada que pueda tomarse a la ligera y banalizar con el fin de quedar bien ante la opinión pública (como, curiosamente, lo hacen algunos asambleístas que se desmarcan de Jorge Glas): estamos ante 10 años de total abuso de autoridad, corrupción a niveles groseros, institucionalidad de poca credibilidad, línea delgada entre lo que es Gobierno y lo que es Estado, desprecio al ciudadano, atropello de los más elementales principios del derecho humano, y un sinnúmero de arbitrariedades que Rafael Correa permitió siendo el primer dignatario y usted, señor Moreno, no puede hacerse el desentendido ante esta situación, que hoy avergüenza al país entero.

 

El correísmo está vivo, y los ilusos creerán todo lo contrario. De la misma manera que creyeron contentar con un pedacito de carne a un desconocido Correa, que desde entrada demostró desprecio a toda institución que buscará limpiar la corrupción y que, lamentablemente, no tuvieron la voz para manifestarle al mundo que un sinvergüenza, que quería todo para sí, iba a cometer todas las barbaridades antes mencionadas; eso, señor Moreno, no es pendejada alguna, y sí hay algo de decencia o un ápice de respeto en lo más profundo de su ser, debe pedir la renuncia de todos los dignatarios de su movimiento, para que haya una sacudida dentro del país, el mismo quiere saber cuánto se han llevado, ¡porque han esquilmado al país de manera obscena! y, luego de eso, renunciar y que hayan nuevas elecciones. Otra cosa sería más de lo mismo.