FEF: recambio total o morir.

Emilé Durkheim, uno de los padres de la sociología, sugería que las instituciones podrían sucumbir ante sus deficiencias propias y, por tanto, empezar a fallar en sus roles (esto mejorado posteriormente por la teoría latente y manifiesta del norteamericano Merton y la organicista de Spencer), dando como resultado su desaparición.

 

La FEF ha sido el principal responsable de la crisis que ya es manifiesto, y que lamentablemente el Ecuador futbolero lo sufre, y cuestiona, aunque sí bien su accionar moral no tiene influencia en sus decisiones dentro del órgano colegiado, consume el producto que le es vendido; porque esto es parte de la economía del deporte: el público en general va a los estadios, contrata paquetes para observar los partidos, compra camisetas, invierte en algún producto de consumo para el disfrute de los mismos, ect,. Todo está conectado.

 

Desde varias esferas se culpan a los dirigentes de los clubes de que son responsables: lo son, pero el mayor problema es que ellos no pueden juzgarse y le dan el reto de control y regulación a FEF y, a pesar de tener el poder reglamentario (y que el mismo es para ejercerlo, no para otra cosa), no lo hace, y permite que los clubes hagan lo que quieran en materia financiera.

 

Hoy, la crisis, tal cual Saturno devorándose a sus hijos, se tragará muy seguramente a su primera víctima, no hay visos de solución, solo el deseo de la reelección de alguien que no pudo manejar eficazmente el trabajo que se le encomendó. Vendrán más, sin duda, y aunque como comenté, no decidamos dentro del órgano colegiado, la moral no nos quita nuestro derecho de seguir cuestionado la decadencia del fútbol del Ecuador. Es nuestro deber, es lo que tenemos.

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