La perversidad correísta, el impuesto a la solidaridad.

 El terremoto del sábado 16 de abril del año en curso puso a prueba la voluntad del ecuatoriano en general, que no escatimó en esfuerzo y recurso alguno para ayudar, seguir apoyando, a los que perdieron prácticamente todo, en especial a la mayoría de habitantes en la provincia de Manabí y Esmeraldas, concretamente.

 

Ese esfuerzo se ha visto premiado con el rescate de vida humanas entre los escombros, esfuerzo que muchos voluntarios "in situ" han dejado su propia alma para que salgan adelante y puedan reiniciar su vida dichas personas  que, ante el abandono del gobierno central, han debido que clamar por ayuda, que se ha hecho efectiva por la ciudadanía, quien no ha necesitado liderazgo alguno para convocarse en los sectores afectados.

 

La ayuda es de todo tipo y el sector privado y los gobiernos locales de distintas provincias han puesto de su parte, demostrando genuinamente que los intereses de la sociedad no están en pos de la búsqueda de un rédito político, lamentablemente el gobierno central, en esta tragedia, se ha mostrado de cuerpo entero, al darle la espalda a la real necesidad de dichos sectores.

 

Y no  es que sea la primera vez que lo hace, lo viene realizando y con mucha virulencia, al desentenderse de la realidad ecuatoriana: la crisis ha golpeado fuertemente los bolsillos de todo un país y el terremoto solo desnudó las carencias latentes, partiendo por el hecho de que, al no existir ahorro, ha debido endeudarse más con préstamos para "la reconstrucción".

 

Bien fuera que sea así, sin embargo, el costo final de eso será para el pueblo: ayer anunció una serie de medidas, cual tsunami, para lograr dicho objetivo (la reconstrucción), y una de ellas tiene un impacto directo al bolsillo: el aumento de dos puntos al impuesto al valor agregado (IVA), del 12 sube al 14 por ciento.

 

Y lo más tragicómico es que, para darle un sabor de legitimidad a tal atropello, el anuncio lo realizó con las autoridades de las diferentes Funciones del Estado (Legislativo, Judicial, Transparencia y Control Social, y Electoral), para que la sociedad vea que dicho paquetazo tiene respaldo popular, lo cual está lejos de toda realidad política actual.

 

"Nuestro Estado, la representación institucionalizada de todos nosotros",  así comenzó Correa el discurso para darnos ese "regalo" a todo un país, cuando lo que menos desea el mismo es impuestos. Para ser solidario con plata ajena sé es bueno, pero toda acción contraria a ese valor intangible del ser humano en los momentos más duros es la imposición, y esto sí que lo es.

 

La hipocresía del que nos gobierna es tal que, durante toda la alocución, tuvo una expresión de gracia digna de ser estampada en algún mural de un ministerio tipo buen vivir, porque seamos honestos, tener la comodidad de ir a hacer turismo (es lo que ha hecho) a las provincias afectadas y que las instituciones del Estado hayan mostrado un nivel de deficiencia tal para que la población en general sienta desconfianza no es como para sentirse tranquilo, pero no debe sorprender: esa actitud es propia ante el dolor ajeno, y gravar con dos puntos más al IVA es tener un alto nivel de perversidad para aquellos que están en la calle.

 

"Pero si inmensa es la tragedia, mayor es la voluntad del pueblo ecuatoriano para superar cualquier obstáculo", y sí, tiene razón, este sujeto endosó un paquetazo, pero la voluntad de ser solidario no se le quitará al país para levantarse y levantar al caído en esta tragedia, el gobierno central que siga en sus discursos trillados, llenos de lugares comunes y con propaganda oficial para tapar su ineptitud ante este momento.

 

Mi solidaridad con todos los que han sufrido esta tragedia, ustedes se merece tener algo mejor en el futuro.

 

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