Esconder la pobreza bajo la alfombra: el punto débil del socialcristianismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No es un secreto a voces que las dos últimas elecciones seccionales en Guayaquil fueron ganadas por el PSC- MG con el fin último de detener la "marea o mancha verde", que está más que demostrado su ineptitud en diferentes ámbitos (en especial económico) y que, para evitar eso, aplicamos el dilema clásico de la filosofía maniquea: o votas por ellos o no nos joden o votas por ellos o te jodes. 

 

Guillermo Lasso, sea o no el que haya sido hacia ese lado sus comentarios ya públicos, no es más que la afirmación tácita de que el modelo local ya cumplió un ciclo. Difícil aceptar para muchos sin duda, pero no está más que recordar que hay muchas deficiencias en materia local que la misma dirección actual no tiene la capacidad de afrontar el reto actual; si no se concibió esta realidad en su momento fue cuestión de ideología, pero los hechos son palpables para aquellos que sabemos lo complejo que se trata estar dentro de este sistema.

 

Y aún más: Nebot, en su egoísmo político, no creó (o forjó) al que pueda ser su "reemplazante natural" como sí lo hizo León Febres - Cordero (el verdadero arquitecto de lo que hoy es Guayaquil), pensando, tal vez, que no iba a aparecer un problema, pero el mismo estuvo "face to face" en el 2006 cuando respaldó a Rafael Correa camino a la presidencia (con un fuerte apretón de manos. Tal vez desde ahí mi reticencia con el socialcristianismo) y dejar sin opción a Álvaro Noboa; lo que se dio después con el apoyo de los medios de comunicación tan abiertamente HOY lo pagan con el descrédito público. Y por compromiso Correa "alabó" el modelo administrativo de Guayaquil.

 

A estas alturas, que Lasso deba medirse a la mayoría (si no a todos) no debe sorprender: en el amor, como en la política, los discursos se tejen en torno a las primeras palabras, y el "encanto" que desde Carondelet se yergue sobre el "pacto de acero" es tácito, porque Nebot no ha criticado de manera fuerte los hechos que se suceden en la actualidad (silencio escandaloso por cierto): deuda china, presos por manifestaciones, censura de libro con respecto al caso Glas, politización de la justicia, atropello en Saraguro años atrás, ect.

 

Para cerrar, los que siguen apoyando a Rafael Correa a pesar de que la crisis nacional es evidente demuestra síntomas serios de masoquismo, no hay que ser como el perro que, sí le pegan, vuelve.

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